Una trágica historia sucedió en el
Teruel medieval. Diego Marcilla e Isabel
Segura se conocían desde niños y descubrieron que estaban enamorados. Diego
pidió su mano, pero el joven, de clase humilde, tenía un rival con una
desahogada posición: Fernando de Gamboa.
Diego pidió tres años para hacer
fortuna. El padre de Isabel accedió, pero si en ese tiempo no volvía, ella se
casaría con Gamboa.
El joven no regresó e Isabel tuvo
que casarse con Fernando. Dos horas después llegaba Diego. Loco de amor, subió
a la alcoba nupcial y murió de dolor a los pies de Isabel. Al día siguiente, la
muchacha fallecía sobre el cadáver de su amado tras besarle en los labios.